Los Albertos que fui, los Albertos que soy.

Los Albertos que fui y los Albertos que soy.

Los cambios y mezclas que se van sumando en mi vida, las fuerzas que he ganado… y las que perdí.

¡Qué bueno sería tenerlas todas, sólo agregar, como las filas de ladrillos de la pared! …Con cimientos bien afirmados, y vigas solventes.

Quiero la fantasía y la mente clara de mi infancia, el estado físico y los sueños de mi adolescencia, el empuje de mi juventud, la filosofía que fui forjando en mi edad adulta.

Quiero tener los juegos libres y disfrutables de la niñez, el tiempo para estudiar de mi etapa liceal, los amigos de la juventud, la voluntad de trabajo que felizmente nunca he perdido.

Quiero ser aquel que practicaba fútbol, tenis, salía a pasar la tarde a caballo, iba a la playa con las paletas de madera, o charlaba con mi abuelo en aquellos banquitos de tronco a las puertas del garaje.

Quiero manejar el camión con la atenta vigilancia de mi padre, practicar una poesía con mi madre, para recitarla en la plaza del pueblo… Jugar una tarde con mi primo, o salir a buscar compañeros para un partido de fútbol de campito.

Quiero volver a sentir la satisfacción de mis exámenes aprobados, de ganar una carrera de cien metros, de convertir un gol no importa dónde, de recibir una sonrisa por respuesta al piropo a una linda mujer.

…Caminar por Rocamar con mi hermana, merendar traviatas con café del bolso de mi madre, y si la pesca se pone activa, tomar en mis manos una de las cañas que mi padre clavó en la arena de la playa.

Quiero sentir de nuevo el afecto de mis alumnos, la satisfacción de una clase bien dada, el alma henchida por una acción solidaria que valió la pena…

…Los cariños puros y limpios de la escuela, una buena intervención en clase.

Quiero llevar de nuevo a mi abuela a la peluquería, razonar la falla de un motor en el taller, gastar las calles del barrio en bicicleta.

…Dejar mis errores, que los borre el tiempo.

…Dejar mis fracasos, que a lo sumo sirvan de enseñanza.

…Dejar mis arrepentimientos, que se adormezcan en el pasado.

…Algunos episodios quisiera olvidarlos. Deseo pensar que fui siempre tolerante, que medité por lo menos algunos minutos, antes de actuar por impulso, mostrarme reflexivo, valiente, pero no inútilmente arriesgado, y mucho menos, cruel.

Quiero correr al lado de la bicicleta de mi hermana, haciéndole creer que la sostengo, para que se tome confianza.

…Ir a ver a mis sobrinos recién nacidos.

…Compartir un café con mis padres un domingo de mañana.

Quiero tener el equilibrio que me dieron los años, la perspectiva de la realidad que fui adquiriendo, la sensatez que me hace sentir seguro.

… Y seguir soñando los mismos sueños madurados y románticos de un mundo mejor, con las banderas de siempre, y la espera de un nuevo día, con la ilusión y el entusiasmo de un niño.

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Alberto Vaccaro, 15 de junio de 2021

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