Wilma Pereira de Vaccaro
Wilma Pereira de Vaccaro, en momentos de recibir el premio Indio Miguel, otorgado por Rotary Club de Pan de Azúcar.
Nacida en San Carlos el 1° de julio de 1934. Docente de Idioma Español. Profesora de Violín y Solfeo. Profesora de Declamación. Falleció el 14 de octubre de 2019.
Dragones en hilera formando en la cuchilla.
Infantes que se enraízan cerca del pastizal.
Al viento las melenas grises y alborotadas
en la cinta plateada, bota fuerte calzáis.
Soldados en ¡Descanse! Desde hace más de un siglo.
Ni avanzan ni se vuelven. Callados siempre están;
marcando su presencia aquellas viejas rutas
donde el veloz viajero jamás ha de pasar.
Se advierten desde el llano coronando las lomas,
bajando las laderas y volviendo a trepar.
Dan sombra al caminante que pasa por su vera
aspirando su aroma rústico y natural.
Eucaliptos altivos donde filtran los vientos
y rayos vespertinos se posan a jugar
en los atardeceres tibios y rumorosos,
como broches preciosos de luz crepuscular.
Habrán otros caminos más anchos y lujosos,
más cómodos y abiertos, más fáciles de andar,
pero vosotros seguiréis dando abrigo
a angosto derrotero que no quiere cambiar.
Yo miro la cimera ¡Imán irresistible!
Comprendo que al progreso podréis quizá estorbar,
pero seguid enhiestos, firmes, quietos y austeros
mientras me quede vida, mientras os pueda admirar.
Wilma Pereira de Vaccaro
(30/7/91)
A RUBEN DARÍO
Cuánta mujer deseara haber sido Francisca,
para darte ternura, para calmar tu mal,
pero fueron las huellas de Eulalia o Carolina
las que jamás dejaron secar tu manantial
Hay un niño en tu pecho cuando derramas flores
y lloras los insomnios de las noches sin calma.
Débil hombre, caíste en redes tentadoras
que rasgaron tus carnes, y golpearon tu alma
Ay! Darío, la vida te impulsaba hacia Eros
Tú gustaste cien bocas, quizás buscaste más,
pero algo te faltaba y acentuaba tus miedos
mientras en finas copas bebías el champán.
¿Besaste a la princesa prisionera en sus tules?
Recóndito palacio la guardará sin duda,
pero en horas oscuras hubo mujer y musas
para acallar pasiones ,sin dulzor ni ternura.
¿Quién como tú ha logrado sangrando regar rosas
y sacar del carbono las luces más brillantes?
Quién pudiera palabras selectas y preciosas
esparcir en las hojas blancas y sollozantes
Pero el alma sensible no te marcaba rumbos
aunque obsequiaras broches de fina pedrería.
Alhajas tus palabras cual tu sentir fecundo,
que lucirse pudieran en cara joyería.
Fue tu lira tan rica que envidiarla pudiera
inspirado poeta con el más alto vuelo.
Pero tú fuiste uno, tu vida y tus quimeras
te dejaron desnudo en tu busca del cielo.
Tu pluma venció al tiempo, al viento, a las edades,
Mas recojo con pena las dudas del mensaje.
Tu juventud perdiste, tu esperanza temprana
quedó allá entre la brisa que refresca el boscaje.
Aunque admiro tu numen no he de beber tu savia,
mi sendero fue grato, sin espinas, con paz.
Son mis giros muy lentos, tengo cortas las alas
y dejo grises versos, cada tanto, al azar.
Wilma Pereira de Vaccaro
5 de setiembre de 2007
No sé por qué te elijo
Tu nombre es de mujer, así lo creo,
y te he elegido abril entre los doce.
Ni siquiera he sabido los por qué
Eres la primavera o el otoño
con aroma de rosas si estás lejos
o con hojas al viento si me tocas.
Abril indefinido, amor de mil poetas
que recuerdan a la chica joven
o a la dama que no pensamos vieja.
Primavera u otoño, casi apacible,
no tuviste en mi vida sitial privilegiado
tal vez no fuiste nadie, ni una nota
señalé en tus días de almanaque
ni bodas, cumpleaños, ni festejos
Más yo les debo a julio y hasta a enero
por ser más benignos con mis” nanas”
Sin embargo te nombro como a octubre
aquel mes que me llenó de ilusión y de nostalgia
Él fue el mes de amor, florido y recordado
tantas veces amado, ¡tan colmado!
Y tú que no me diste ni perfume ni flores
es el nombre que elijo, y te perdono
por llevarte a mi muerto, al compañero,
¿A quién puedo culpar por su partida?
Él se iba de a poco, en otros meses
y quizás te eligió para dejarme un tres
cualquiera que estuviera libre
No tuviste nada grato para darme
me dejaste un ¡Adiós! En una tarde.
Wilma Pereira de Vaccaro
Homenaje
Tú, Juana la rica de sueños y amores,
de oscuros cabellos y agrestes aromas
Tú, la Juana nuestra, que alabó el rocío,
le cantó a la tierra, al árbol y al río.
¡Qué fresco tu verso todo primavera,
pleno de esperanzas tu rico rimero.
Tú la joven clara, de andar peregrino
de dedos con rosas, de higueras y trinos
Princesa en un día glamoroso y fasto
senda de violetas, trompetas en alto.
Tú, Juana la hermosa, tú, la más florida
la que sólo loas regaló a la vida.
Juana la de América, Juana la colmada
y Juana la sola, la casi olvidada…
Juana luz y sombras, para ti mi canto,
dama de las letras, de estrellas tu manto.
Wilma P. de Vaccaro
18/3/2010
Älvaro y la hoja final
Una flor para el poeta Álvaro Figueredo
La hoja eterna cayó tan de repente
desdeñando al muchacho en la calzada,
al abuelo y a aquel sufrido enfermo
para llegar hasta la austera casa.
Cayó así sin aviso, muy de prisa,
lo despertó del sueño de la siesta,
para mostrarse bien, ocre, precisa
anunciándole un cruel dormir sin tiempo
Había olvidado al miércoles de enero
que una tarde escribiera de su puño.
no la esperaba ahora, de sorpresa,
y quiso rebelarse, mas no pudo
Creyó salvarse en la ruleta rusa
o ser mago soñaba un mediodía
Pero no hoy ¿cómo llegó la intrusa
si esta tarde feliz, él se sentía?
¿Y ahora qué? Ya sin tiempo ni alborada
sin Amalia y ella sin él ¿qué dejaría?
Un testamento inédito de cantos,
una lira, una musa, su poesía….
De un mañana de luz, le habló su madre,
y hoy olvidado acaso, se evadía
Dios en su niñez quedó guardado
pues mil dudas hoy siempre sacudía.
Y la hoja severa que pensara
cegó sus ojos ahora para siempre
y con vergüenza de morir, su cara
escondió tras la losa gris e inmensa.
Wilma P. de Vaccaro
APREMIO
En mi ayer se confunden las hojas con el tiempo
y yo juego con ellos, los detengo.¡ Son míos!
El cielo lo es también, el campo y la ribera,
el arroyuelo, el niño, el pájaro y sus trinos
De repente furtivo un viento huracanado
se vuelve mi oponente, y agresivo disputa
las verdes hojas, y el tiempo que se escapa,
y me empuja impaciente , dolida por la ruta.
Y yo que dueña ayer me creí del Universo,
siento ahora pasar el tiempo huraño y frío,
y corro, río y sueño, y lloro con apremio
antes que la última hoja, cubra el caudal del río.
Wilma Pereira de Vaccaro
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