Ciudad de Pan de azúcar
Tú ciudad, tú señora, Pan de azúcar,
la de mi inquieta infancia campesina
embriagada de zumos y de cantos,
en la morada gracia de las uvas
y el sonoro alboroto de los pájaros.
Tú, ciudad,
el Pan de azúcar del abuelo anciano
que con otros varones te hizo pueblo,
el de mi padre sencillo y laborioso
que no estaría presente para verte
en la etapa ascendente de tu historia,
el Pan de azúcar de la escuela nuestra
la de la siempre igual fisonomía.-
En torno de ella se detuvo el tiempo.
¡Hoy, ciudad, ¡Pan de azúcar!
si parece que ayer cazara pájaros…
¿lo recuerdas Santiago?
Tu cardenal con su copete rojo
como una viva brasa que alumbraba
las sencillas mañanas dela infancia.
Íbamos por los senderos de las viñas,
Tú con tu jaula al frente
Buscando entre los surcos paralelos
al cardenal que no cazamos nunca,
y yo, con mis pequeños cuatro años
me distraía haciendo a los racimos
un búcaro de rosas con las manos,
olvidando que íbamos de caza.
……………………………………….
Hoy te veo, ciudad, entre los cerros
que circundaban la coqueta aldeana
que el cristal del arroyo reflejaba
con el primer rubor de la mañana,
como una flor pequeña y campesina
que la mano de Dios acariciaba.
Desde la cumbre de tu cerro altivo
levantando su diestra de azucena.
Él bendiga tu ayer y tu mañana!
Margot Bonilla de Rosa
(Este poema aportado por su primo Ricardo Leonel Figueredo, era inédito todavía en los años ochenta. Fue escrito en 1961. Nieta de Francisco Bonilla, estaba radicada en Maldonado)
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