Como ya he contado, en mi casa no hubo televisor hasta mis 14 años. Después de la cena charlábamos, jugábamos a las cartas y si era invierno, asábamos maní en la estufa a leña.
Claro que el primer televisor era en blanco y negro. La TV color tardó algunos años más en llegar al Uruguay.
Mis abuelos maternos, cuya casa estaba patio por medio con la nuestra, lo compraron mucho antes. Era un Phillips con un mueble de hierro y revistero.
Teníamos autorizados algunos programas, y hacíamos platea en el comedor diario para verlos.
Recuerdo que veía en televisión, entre otros títulos: Viendo a Biondi (Pepe Biondi), Bonanza, El Virginiano, Batman y Robin,El Zorro, Daniel Boon, Mi Marciano Favorito, Super Agente F86, La Tuerca, Titanes en el Ring, Lassie, Combate, Telenoche 4, Sábados Circulares de Mancera… A veces Casino Montecarlo, El Santo, Corre por tu Vida, Yo soy Espía. el Dr. Ben Casey, Los Intocables.
Prohibidas estaban algunas novelas como “El Amor Tiene Cara de Mujer”
Después empezaban otras series o películas y entonces, mi hermana y yo nos teníamos que ir a dormir. Yo leía revistas de historietas hasta que me daba sueño.
Entonces, tenía en una banqueta al lado de mi cama, una montaña de revistas:
Patoruzú y patoruzito, Las Locuras de Isidorito e Isidoro, El Llanero Solitario, Gene Autry, Intervalo que tenía varias secciones como Cuentos de Almejas y Gente de Blanco. El Tony, también con muchas secciones fijas, Roy Rogers, Dale Evans, Anteojito. El Coyote y el Correcaminos, D’artagnan, Archie o Archi, el Oso Yogi, Rin-tin-tin, Tom y Jerry, El Conejo de la Suerte (Bugs), el Pato Donald, Tío Rico (o Rico Mac Pato). El Ratón Miky, Elmer el gruñón, Tarzán, La Pequeña Lulú, Perikita, Los Pica Piedras, El Pájaro Loco, Piolín y Silvestre, Popeye, Batman, Supermán. Los Supersónicos, Mandrake El Mago, El Zorro, Daniel el Travieso, El Fantasma, Lorenzo y Pepita, El Super Ratón, Billiken, Charoná. El Hombre Araña, Condorito, Giro sin Tornillos, Porky, Mafalda, Tribilín, Pluto, Dick Tracy, y seguro que en mi banqueta había algunas más que en este momento no pasan por mi cabeza… Sin contar las que yo no leía, por lo que las fuentes de lectura de entretenimiento eran muchas.
Mi padre las compraba en los quioscos de la ONDA en Montevideo, cuando viajaba a comprar repuestos para los autos que reparaba en el taller. Algunas como Selecciones del Reader’s Digest, Billiken y Charoná, las compraba mi madre en lo de Amengual/Falvo. “Nocturno”, estaba reservada en el quiosco de Sureda.
En el Salón de Moyano cambiaba yo algunas cuando iba ya al Liceo.
La montaña de la banqueta era inagotable. Cuando no había revistas nuevas para leer, comenzaba con las de más abajo, que había leído hace mucho tiempo y ya no recordaba con precisión hasta volverla a leer.
Aun cuando en casa compraron TV, los programas los elegía mi padre. Seguía viendo algunas series con mi abuelo, y leyendo revistas más tarde.
Cuando las historietas que hacía años leía en revistas, aparecían en televisión, no me gustaban tanto, porque la gracia de la lectura es imaginar las voces y los tonos, que solía no coincidir con los de la TV… eso era algo decepcionante.
Alberto Vaccaro, mayo 1° de 2021