Aquel caminito en el parque, cruzando el alambrado, llegaba a un viejo puente colgante sobre un pequeño ramal del arroyo.
¡Lindos recuerdos tengo, de aquel paisaje de pastos altos y malezas, y la estructura de madera crujiente que se sacudía a cada paso!
El parque no estaba tan desarrollado y limpio como hoy, era más inexplorado y natural… y recorrerlo era toda una aventura.
Había pasadizos entre los árboles, que permitían ir de un descampado a otro, estaba limpia la playita para bañarse, o para sentarse en la represa a mojar los pies.
Evoco las piletas de antiguas lavanderas, el parador, algunas mesas de hormigón, y los caminos semiocultos en el bosque.
Mis recuerdos pasean todavía por los senderos a media sombra, y se ponen más intensos cruzando el alambrado al fondo a la izquierda, hasta el puente colgante de madera… Memorias de alguna tarde de primavera, y un sueño adolescente que el tiempo marchitó.