A Ricardo Torres

Una tarde Ricardo

juntó sus pinceles

y salió a buscar

las acuarelas del poniente.

Se llevó una carpeta

de bocetos de caballos

y ranchos decadentes,

una tela de paisajes

imborrables,

una noche en la Vieja Bodega,

un mural,

una virgen,

una flor.

Se fue a pintar

amaneceres

en la otra orilla

del Aqueronte,

un castillo, una palmera…

un campo santo,

Llevó la sabia chispa

de su relato,

para entretener amigos

en tertulias de la otra vida…

…Ocupado

en huertos sin urgencias,

dejó vivo

su paso largo y tranquilo,

Su querible humanidad,

su propio estilo…

y una ausencia dolorosa

en sus amigos.

.-.-

Alberto Vaccaro, enero 29 de 2022

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