en las nieves del tiempo

Yo estoy allí, parado en el murito del aljibe, con los ojos en el cerro y en los pinos. Al fondo suena el inconfundible motor de la ONDA, un auto que acelera en falso en el taller, el mugido de la vaca que espera en el alambrado, cruzando la ruta.

Yo estoy allí. Hay una especie de nieve en copos que va cayendo desde el tiempo, hojas mustias del invierno por doquier, un clarín lejano que entona alguna marcha… Fantasmas, ausencias, desolación… que puede sobrevivir impregnada en los recuerdos, pese a las formas nuevas que también crecieron sobre el ayer.

Yo estoy allí, con los codos apoyados en el muro, y escucho voces que jamás se apagarán, en un eco decadente que la vida se empeña en dejar atrás.

Pero… ¡soy yo mismo! Es más que un recuerdo, que una nostalgia, que las impresiones en el alma de aquella infancia llena de afecto y referencias.

El asado que almorzábamos domingos de verano, en el parque arbolado con balcón de carretera. Los estadios de fútbol que montábamos con mis amigos, o a veces con mi hermana. Los zapallos que crecían enormes donde mi abuela tiraba yerba y semillas. La vereda que usaba de autopista para mis autos de juguete. Las piñas, los coquitos, las hojas olorosas de los eucaliptus. El retozo de Minero que arma una carrera contra su sombra a lo largo del alambrado. Algún perrito, seguro anda en la vuelta, y en algún silencio escaso, la bocina del tren se escucha desde la estación del Km 110.

Yo, apoyado en el muro amarillo, vivo intensamente. Mientras mi padre duerme la siesta, mi abuela prepara buñuelos, mi madre hornea una torta, mi abuelo lee el diario y escucha radio simultáneamente, peleamos con mi hermana por no ir al almacén…

Y una nieve fría de tiempo que se apaga, cae en copos tristes sobre la escena. ¡Quiero conjugar el verbo ser, en una dimensión desconocida! Pero no, ni el jazmín, ni la huerta, ni los arcos de la cancha imaginaria, ni el GMC de la ONDA, ni mis amigos, ni aquella mansedumbre de las tardes de mi familia… Nada, nada, ni sí ni no, nada dejó de ser, pero nada sigue siendo…

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