¿Quién eres, por qué me miras? ¿Me conoces? ¿Fuiste acaso mi alumna?
¿Compañera de trabajo en algún liceo? ¿Vecina?
No te reconozco, te saludo por compromiso, y sigo… Pero estás en la otra esquina, y en la de más allá, y ni siquiera respondes mi saludo, pareces no escucharme, no dices nada…
Entonces finjo no verte y sigo mi caminata de esta tarde. ¿Te imagino, simplemente? ¿Eres algún tipo de visión? Te sigo encontrando en los recodos del camino, en lo alto del repecho, en el puentecito de la cañada. Callada, sólo me miras, sin expresiones en el rostro, sin gestos, y un poco difusa, desenfocada en el paisaje.
Noto tu presencia… Sin rasgos destacados, sin nada que llame demasiado la atención, sin nada que me resulte atractivo, ni desagradable, ni me genere emociones… Excepto la curiosidad por saber quién eres, de dónde sales, cómo haces para estar en cada esquina… Por qué me miras indiferente, como si tus ojos no tuvieran vida.