de antes y de hoy

Los inventos producen elementos nuevos, hasta entonces desconocidos, y recién con el uso se adquirirá experiencia suficiente como para evaluar su impacto.        

El conocimiento está más relacionado con la experiencia que con el razonamiento. Los pensadores llegaron muchas veces a conclusiones que la observación desmintió, o por lo menos, modificó.              

Además, el mal uso no es responsabilidad del inventor.

Por último, encontrar al culpable soluciona poco el problema.

Hay muchos accidentes en carreteras. ¿Tendríamos que destruirlas a todas? Quizás haya soluciones mejores, pero no se me ocurriría desacreditar a quien observe que las rutas son peligrosas. Ese es un hecho irrefutable. Nuestro esfuerzo tendría que apuntar a un uso más racional y seguro.

¿De qué quiero exponer?

Sigo con el teléfono celular. Cuando yo era adolescente, en mi casa no había siquiera de aquel teléfono a manija que se usaba en mi pueblo.

La tecnología lleva progreso y comodidad, y llegaron teléfonos de disco y por último de botones. Y los inalámbricos. Y los teléfonos móviles o celulares.

Al comienzo los celulares servían para hablar, igual que los otros, y se usaban por necesidad porque las comunicaciones resultaban caras.

Después se incorporó el SMS, y la fotografía, y el acceso a Internet y redes sociales, música, aplicaciones descargables y etc. Etc. Etc.

¿Son malos los celulares? No. Creo que son un gran adelanto. En mi trabajo en la radio resulta fundamental y sería muy difícil prescindir de su utilidad. Con él, estoy conectado al Mundo, y a muy bajo precio. Busco noticias, hago entrevistas, recibo mensajes de informantes, averiguo cosas.

Pero si después no puedo quitar mis ojos de la pantalla, no logro apartarme del WhatsApp, del Instagram o el Facebook… Si no acepto quitarme los auriculares y termino siendo un adicto, si pierdo la capacidad de comunicarme con mi familia y amigos que están cerca por contactarme con quienes están no se sabe dónde, no creo que la tecnología deba ser denostada y sometida a juicio condenatorio.

Si manejo sin prudencia, si violo las reglas de tránsito, si asumo conductas irresponsables, la culpa no es del automóvil ni de la carretera.

Volviendo al comentario anterior: podemos compatibilizar los instrumentos tecnológicos con un uso racional, medido, de acuerdo al momento y a la necesidad.

Podemos hacerlo nosotros, intentar que lo hagan nuestros hijos, alumnos o vecinos, y pensar estrategias adecuadas y eficientes para que la sociedad mantenga sus buenas prácticas.

El televisor es un invento maravilloso. Si nos ha quitado el diálogo de sobremesa, quizás no es culpa de la pantalla.

Las motos son de gran utilidad, pero no fueron creadas para circular en una rueda, con escape libre y sin sus elementos de seguridad.

Y vendrán nuevos equipos que aun no han sido inventados, que también nos harán sus usuarios, o adictos.

Y en fin… Las cosas son como son, están en su punto actual, aunque no nos guste, y lo más racional es pensar en cómo adaptarnos y no ser sometidos por ningún tipo de adicción y pérdida de libertad.

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