La cancha de Baby de la plaza de deportes, estaba paralela al camino de entrada, igual que la cancha del Estadio JC Abbadie, pero a la derecha. Un arco daba al fondo del parque y el otro al centro de la Ciudad. Era un lugar bastante inundable. Después la hicieron entre medio de donde están hoy la piscina y el gimnasio del polideportivo. Era paralela a la ruta actual. Estaba iluminada y por años se hicieron campeonatos nocturnos para todas las edades. No se inundaba tanto como la anterior, pero filtraba poco, y empozaba agua si llovía mucho. Además, el piso era de greda y se ponía muy resbaloso.
La Cancha de Fontes era hermosa. Había una portera para entrar, un alambrado para separar el público, y si hacía calor los futbolistas podían bañarse en la cañada que corría en el mismo sentido a no muchos metros, y resguardarse del sol a la sombra de los árboles. Me contó mi abuelo que en una época jugaban equipos de Pan de Azúcar con los de San Carlos, y las peleas eran tan feroces que bajaban las pilas enormes del horno de ladrillos, como proyectiles.
Aunque la cancha era muy muy buena, la lluvia tampoco la favorecía.
El Victoria, equipo de Baby que jugaba con camiseta roja, tenía su cancha media cuadra más a la estación desde la calle de las palmeras (la que va a la Escuela 78). Si se iba hacia la estación, se pasaba esa calle, y la cancha estaba a la derecha perpendicular a Elias De Vicenzi. Un arco daba para la avenida.
Otra canchita de Baby estaba frente a la UTU, siempre pelada de pasto, con un arco hacia la calle Rivera y otro hacia la Escuela Industrial (UTU).
La cancha donde hoy está el estadio, era más baja y siempre se inundaba, a veces por días se mantenía como un lago. Después rellenaron, cambiaron unos metros su ubicación, y la mejoraron bastante… Aunque el ingeniero que diseñó el alumbrado nunca había visto un estadio: puso enormes columnas entre el público y la cancha.
El Club Estación hacía de locatario en el Barrio Las Brisas, y el terreno de juego estaba en bajada mucho más pronunciada que ahora. Me encantaba jugar en repecho porque no se me adelantaba la pelota. Los Nieves y los Martínez vivían junto al largo de la cancha, y los Tabeira y los Rodríguez detrás del arco de abajo.
Cuando estaba yo en la cuarta de Pan de Azúcar, nos íbamos caminando a los partidos contra San Lorenzo en Km 110, y hubo una cancha con gran convocatoria en la Escuela 61, donde el Maestro Torres organizaba campeonatos con fines benéficos.
Los partidos en Nueva Carrara, eran donde hoy procesan cal, cerquita del arroyo.
Los campitos no puedo nombrarlos… eran muchos. Yo frecuenté más de 15, en distintas épocas, pero había más. Como ejemplos: frente al Hospital, atrás del Albion, el Azteca (en calle Julio María Sosa) frente a la UTU, frente al fondo del Liceo, donde ahora está B24, en la Estación cerquita de la Vía, en el predio donde ya no estaba la canchita del Victoria, el cerro de Los Denis, allá por el fondo de la escuelita de Zanja de las Pajas, donde está hoy la planta de saneamiento, en los Corrales del Abasto, en la Feria del 4, en la Sociedad Los Amigos, cerquita de los Amigos en casa de los Álvarez, frente a Coleol por Lizarza, donde ahora practica el Baby, y muchos más, de acuerdo a la ocasión. Siempre estaban llenos, para jugar había que esperar un gol, y en algunos ni siquiera con espera.
Además, se improvisaban canchitas en el Parque Zorrilla, debajo de los cables de alta tensión, en la canchita de básquetbol de la plaza de deportes, y en muchos terrenos chiquitos y jugábamos no más de 8. La cita era a veces para jugar en la playa de Piriápolis. Me gustaba mucho el fútbol de Salón, y por muchos años fui al Albion, y alguna época al polideportivo, o a los dos lugares según el día de la semana. El fútbol 5 es más reciente. La cancha detrás del Albion, o las de Ismael.
Hubo una época tan linda para el fútbol, que cualquier partido de la Liga tenía 500 personas, y a veces más de dos mil. No exagero si les cuento que hasta partidos de campito contaban con algún espectador.
No sé si los video juegos, la televisión por cable, la Internet, las redes sociales o qué otra diversión fue alejando a niños y adolescentes de las canchas… Me da pena pasar por todos los lugares que nombré, y ver complejos de viviendas, casas, o espacios de pasto descuidado y olvidados de aquellos picados…
Alberto Vaccaro, 8 de mayo de 2021