En alguna dimensión desconocida voy contigo, de la mano, sin prisa ni cansancio, por un sendero angosto.
Nos gustan los paisajes, los cerros de verdes pobres y piedra gris, las cañaditas que se escurren en bosques desordenados y marañosos. Nos gusta descubrir pequeños paraísos ocultos en la selva, o caminar a la orilla del mar por la arena húmeda y fresca.
Nos gusta el viento en la cara, la lluvia en un techo sonoro, el campo agreste y la laguna.
Y voy contigo sin temores y sin culpa, bajo el cielo negro que pueblan las estrellas, a la sombra del follaje en tardes de verano, en la escarcha crujiente de las mañanas de invierno.
En alguna dimensión desconocida, con frío o con calor, siempre es primavera para nosotros, siempre hay tibieza y barriletes de colores en el aire, aroma de flores silvestres y trinos lejanos, apenas audibles. Los relojes no existen, ni los almanaques, ni el pecado… Y los sueños pueden proyectarse sin fracasos.
Alberto Vaccaro, 4 de junio de 2021