Luna menguante y noche oscura… Pero no sacaré el telescopio para ver a Júpiter y Saturno con mis alumnos.
El Liceo que inauguré sigue donde está, pero fui separado de él por la lógica de los años.
Ya sé que lo mismo pasó a muchos otros, y ya no están Teresita Surroca, González Mederos Noldi Batista, Irigoyen, Walter Torres, Cecilia, Adán, Doris, Sonia… Ya no está Maribel.
Jesús Suárez, Eduardo Ornella, Robert Gianola, Enrique Marrero, el Maestro Hugo Torres, Palmira Delgado, Betty Gutiérrez, Selva Parga, Lourdes Ontaneda, Isabel Rodríguez Lima, y tantos otros.
Llevó mucho tiempo conseguir un telescopio, y otro más potente, y un salón de Astronomía, y un camino de miradas en las estrellas…
Hubo citas con eclipses, con cometas, con momentos especiales de la Luna y los planetas… pero lo importante no era el puerto, sino los veleros blancos que se preparaban para navegar la vida.
Los extraño a ellos, a esa misión elegida, a ese templo que tanto amé…
Y aunque puedo, solo, en mi casa, disfrutar a placer de los astros, con mi propio telescopio, y lo hago de vez en cuando, la observación tiene el sabor vacío de no poder compartirlo, no ver aquellos rostros iluminados por la sorpresa, y el lente se vuelve, no sé si desabrido o carente del más noble sentido.
Alberto Vaccaro, 29 de julio de 2021