Nada puede…

La lluvia no puede, ni el viento, ni el relámpago que cruza la noche antes que el trueno.

El arroyo no puede, ni el puente, ni la playita del parque, ni ese espejo de luces que impactan en las noches más bonitas.

Nada puede.

Ni los caminos que recorro en bicicleta, ni las casas nuevas, ni la plaza reformada.

No pueden el cerro, los campos, la nueva arquitectura de las rutas… Ni siquiera las ausencias.

Imposible borrar los recuerdos que llevo en el alma, las imágenes almacenadas con cariño, en lo más profundo y esencial de mí.

Y camino por las veredas entre las caras de hoy, y los rostros sin tiempo, entre los comercios que cambian de dueño y hasta de rubro, entre baldíos que dejaron de serlo, entre calesitas que casi no vienen, pero siguen brillando mientras giran en aquellos lugares.

Nada puede separarme del pasado, de aquellos momentos y escenas impregnados en la pantalla permanente de mi vida, y que aparecen como flashes, ante el menor estímulo.

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Alberto Vaccaro, 4 de septiembre de 2021

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