Llovizna sobre mi ciudad, con cielo gris iluminado. Algún barco arriba al puerto, no sé por dónde… Un avión toca tierra tras un largo viaje. La llovizna es fría, la calle quiere ser espejo de sus propias luces. Los focos se juntan allá lejos, como un túnel… Las motos no salieron, no cuajaron las fiestas sabatinas. Charcos de colores y veredas vacías, y apenas se escuchan las gotas en la ventana.
Sé que estás despierta, buscando una estrella tras las nubes. Y corren por el carrusel de tu memoria, una playa y una fuente, un cine, los vidrios empañados de un auto en una ruta solitaria.
La llovizna fría, las noches vividas, y las que no lo fueron. El mar de años que quedó entre hoy y los recuerdos. Los besos que no se repitieron, y quedaron en la otra orilla.
Y la calle mojada por la brizna, los astros escondidos, el paisaje difuso y las gotas agolpadas en el vidrio, la sensación de tocar tus manos, como si en otra dimensión del tiempo, tuvieran otra suerte los laberintos.
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Alberto Vaccaro, 19 de junio de 2021